En este camino de conocimiento interior que proponemos desde Misión Ser, sin duda las relaciones tienen un lugar especial.
Y lo tienen porque no importa si son armoniosas o caóticas, profundas o superficiales, con personas cercanas afectivamente o puramente formales, siempre nos enseñan porque reflejan algo de nosotros mismos.
Y este es el punto de partida, ante un conflicto de relación, o una relación que no avanza, antes que nada debo preguntarme qué tengo que aprender de esto.
Cuando lo hago, mi sensación da un giro de 180 grados, porque en lugar de centrar mi atención en la bronca, la rabia o la culpa que me genera la otra persona, paso a mirar en mi interior y a reenfocar y todo vuelve al estado de equilibrio.
En esta nueva posición puedo ver con más claridad y elegir dónde quiero poner mi energía si en el conflicto, o en la enorme posibilidad de aprendizaje que esta situación me da. Nuestra energía y nuestro tiempo tienen un gran valor.
Y si nos enfocamos en los aspectos negativos de la relación, si nos quedamos en círculos viciosos de sufrimiento, sin duda no hacemos más que desvalorizar a las otras personas y desvalorizarnos a nosotros mismos.
De esta forma, también salgo del lugar de víctima para tomar mi propio poder y ser protagonista de mi realidad. Porque si me quejo, me enojo, me altero con un otro, esto implica dependencia emocional. Y la dependencia siempre nos muestra un vacío interior, que creo llenar en la interacción con un otro. O creo que el otro la llena, pero que sigue estando, porque la aparente completud no es más que eso, un espejismo, una apariencia.
Aprender de los demás
Dijo Mahatma Gandhi: La vida me ha enseñado que: la gente es amable si soy amable. Las personas están tristes si estoy triste. Todos me quieren si yo los quiero. Todos son malos si yo los odio. Que hay caras sonrientes si les sonrío. Que hay caras amargas si estoy amargado. La vida es como un espejo. Quien quiera ser amado, que ame.
Entonces una relación conflictiva, es una señal certera de que tenemos que cambiar algo en nuestro interior.
Los orígenes pueden ser muchos y variados, pero para empezar a entender ese proceso de búsqueda del para qué, nos va a ayudar usar la técnica del espejo. Esto es mirar a la otra persona y hacer un listado de aquello que nos altera, nos molesta o nos angustia, y ver en qué nos parecemos, o qué sentimos que nos muestra de nosotros esa actitud.
PRODUCTO RELACIONADO. Te animas a soltar. La serie
Si por ejemplo, la otra persona es muy demandante, y en general no se conforma con lo que damos en la relación, eso puede mostrarnos nuestra propia dependencia, , o de manera contraria que debemos aprender a poner límites. En cualquiera de los dos casos tenemos que encender una alerta de que un cambio interior es necesario, y buscar la forma de hacerlo.
Asimismo, en lugar de enojarnos, alterarnos o criticar a la otra persona; te proponemos agradecerle internamente desde el amor y el respeto por ser nuestro maestro. Ese agradecimiento no es sólo hacia el otro por ayudarnos a ver eso que no podíamos ver, sino también a nosotros mismos por entender que ese aprendizaje es necesario para superarnos y pasar a un nuevo nivel.
Si quieres saber más sobre las infinitas posibilidades que una relación puede darte, conectarte con tu potencial, tu misión en esta vida, o avanzar en tu camino divino, te invitamos a contactarte con nosotros. Misión Ser
Enlaces relacionados
Enlaces
4.5
5
5