Cómo tratamos al dolor?

¿Tienes algún tipo de síntoma físico, algún dolor, alguna molestia?

Te voy a revelar su significado y lo importante que es prestarles mucha atención para encontrar su origen y de esta forma liberarlos desde su esencia.

Sí. Porque los síntomas nos dicen mucho de aquello que nos está pasando, de aquello que nuestro “Ser” desea recordar a través del maravilloso y perfecto vehículo, valga la metáfora, que es nuestro cuerpo.

Si me permiten, voy a hacer una comparación con «otro vehículo», digamos un automóvil. Y para esto, como me gusta ilustrar aquello que explico de forma tal que resulte claro, voy a contarles algo que le pasó a Juan hace unos días, y lo voy a hacer a través de su propio relato.

La historia comparada

Íbamos muy felices en nuestro auto con rumbo a las esperadas vacaciones, cuando de pronto se prendió una luz roja en el tablero! Esa luz no me gusta, le dije a mi mujer, vamos a ver si encontramos un mecánico cerca. Unos 200 mts adelante, casi por arte de magia “vislumbramos un colorido cartel donde se leía: «Clínica de autos. Reparaciones en general. Abierto 24hs».

Sin dudarlo paré el motor, me bajé, y al entrar encontré un hombre sonriente con un mameluco azul “impecable”. Le comenté qu e iba por la avenida y que de pronto se encendió una fuerte luz en el tablero que me preocupó.

El hombre me pidió que encendiera el motor, verificó la luz, y me dijo que no me preocupe, que en 5 minutos lo iba a resolver. La verdad me sorprendió su seguridad y en especial la celeridad con la que iba a solucionar el problema, pensé que sería algo sencillo, y lo dejé actuar.

Un acto inesperado

En unos segundos, lo vi tomar un destornillador, y desarmar el tablero, parecía muy hábil para hacerlo, abrió el panel frontal y llegó a donde había muchas lamparitas de colores.

Gritó con alegría:- «viste? Era acá»- hizo un movimiento, luego tiró algo al cesto de residuos. Armó nuevamente el tablero, lo limpió bien y me dijo que ya estaba, que podía seguir adelante.

Lo miré asombrado, mi sentido común me hizo preguntarle si no habría algo más en el motor, ya que ni había levantado el capot, que hacía encender la luz de la lámpara que había sacado y tirado; ante lo cual, un poco enojado, me respondió que me quede muy tranquilo, que era mecánico hace 27 años y que si me decía que estaba todo solucionado, así era!

La molesta luz roja, ya no lo va a molestar y ustedes pueden seguir su viaje. Luego murmuró algo entre dientes, me pareció escuchar que fue: “por lo menos por un tiempo”. Dudé de haber oído bien. Me cobró $8.900. Y me comentó que tenía un largo día, con muchos clientes para atender. Luego me entregó una tarjeta con su teléfono y me dijo que la próxima podía consultar con su secretaria por el servicio prepago, así me costaba menos el arreglo y me atendía por cualquier cosa, todos los meses.

Luego me extendió la mano para saludarme seguida de la expresión: hasta mañana, nos vemos!

Le respondí el saludo y le agradecí, un poco confundido, no entendía si debía volver mañana o pronto.

El desenlace

La cuestión es que me subí al auto y seguí andando, hice 20 km y el humo del motor me tapó la visión y no pude ya continuar! Fundí biela! (como decía un cómico antiguo).

La cuestión es que ahora llamé al servicio mecánico del seguro. Cuando llegó después de una larga hora de espera, el experto que lucía un mameluco engrasado, me comentó que lo sentía, pero que iban a tener que llevarlo en la grúa.

El motor se había fundido por falta de agua o líquido refrigerante!

Luego agregó pensativo.. y van a tener que arreglarle la luz testigo, porque evidentemente falló ya que no le anunció el desperfecto.

Yo apreté los dientes, y de pronto reaccioné! El foco que me sacó el otro mecánico me hizo fundir el auto! No podía salir de mi asombro. El mecánico sólo hizo desaparecer la alarma, el síntoma, pero nunca arregló el origen. Yo confiado en lo que él me dijo (yo no soy mecánico ni entiendo de electricidad) seguí adelante en mi camino.

Conclusión

Qué te parece este caso? Qué semejanzas podemos encontrar con las llamadas de atención que nos da nuestro vehículo, nuestro cuerpo cuando nos hace SENTIR, nos avisa con el dolor que hay algún problema. Cuando nos intenta detener con manifestaciones sobre algún órgano de nuestro cuerpo, como una luz roja en el tablero.